Perfil

Dicen que soy bióloga de bata, porque trabajo en un laboratorio, pero siempre me ha gustado también la bota (el campo y los «bichitos»). Así que podría definirme como una bióloga de bata con botas¿?

Me encanta leer y meterme en mundos nuevos donde todo parece posible. Pero cuando no estoy trabajando o inmersa en algún libro, me encanta salir con mis amigos y reír, reír mucho hasta doler la tripa y tener agujetas.

El corazón, ese músculo formado por miles de células que laten a un ritmo en cada latido, que forma parte del sistema circulatorio. Esa gran máquina que parece que nunca nos falla desde que nacemos hasta que morimos, que a veces nos pega acelerones cuando entramos a un examen o se nos para de golpe cuando vemos a la persona que queremos. Esa gran maquinaria, pesada pero a la vez ligera, tengo el placer de estudiarla.

Durante mi tesis estudié por qué a veces el corazón se para de golpe, como cuando hay un infarto (un sustito por falta de oxígeno y riego sanguíneo, que hace que el corazón frene en seco y se pare). Intenté entender cómo se produce ese parón (infarto) y cómo poder reducir el daño en este tras ser reanimado y devuelto a la vida. Intentamos saber cómo hacer que el corazón pueda seguir como nuevo y no con las heridas de guerra, que a veces no cicatrizan.

Actualmente, me encuentro estudiando y trabajando con células madre humanas procedentes de trocitos de piel de pacientes con enfermedades raras. En mi laboratorio, intentamos descifrar cómo ayudar a estos pacientes con la mejor medicina. Cada persona es única.

Desde que llego al laboratorio hasta que me voy, no me siento prácticamente en todo el día. Algunos compañeros hasta se ríen de mí, porque a veces como hasta con el cronómetro («timer» en jerga científica) mientras espero a los experimentos (Igualita que el Conejillo de «Alicia en el País de las Maravillas» con su reloj). A veces resulta divertido, pero otras estresante, porque no como, engullo cual pollo.

«Pipetear y pipetear», significa a grandes rasgos que no paro, bueno en realidad no. Las pipetas son aparatos para coger pequeñas cantidades de cualquier líquido y que en los laboratorios los usamos en prácticamente para cualquier experimento.

Participo en varias asociaciones de divulgación científica y también he dado alguna que otra charla/taller en coles o a público general. Así que el dinero iría para organizar un súper evento del tipo escape room, donde con experimentos de ciencia habrá que descubrir quién es un ladrón o poder salir de la sala. Con esto haría llevar la ciencia hasta el infinito y más allá de forma divertida.

Se admiten sugerencias, por supuesto.