Nuestro sistema inmune no sólo nos protege contra infecciones de bacterias y virus, sino que también cuenta con unos mecanismos para destruir células tumorales o que funcionan mal. De este modo, el sistema inmunitario ya es una defensa antitumoral natural que aparta las células con defectos en su material genético. Existen por ejemplo células llamadas «NK» que significa… «Natural Killers», ¡las asesinas naturales!
En concreto, la inmunoterapia consiste en ayudar al sistema inmunitaria a realizar esa función antitumoral que tienes, ayudando a los procesos celulares para que «reconozcan» a las células cancerosas y acaben con ellas.
Por ejemplo, si detectas que las células del cáncer de piel tienen en su membrana una sustancia concreta, como un receptor en su superficie, puedes crear anticuerpos contra esa sustancia que se peguen a ella.
Si inyectas esos anticuerpos al paciente, los anticuerpos se pegarán sólo a esas células tumorales (porque reconocen sólo esa sustancia presente en ellas, y no en las demás). De esa forma, los linfocitos y otras células inmunes, cuando detecten esos anticuerpos pegados a esas células, sabrán que hay que eliminarla como si fuera una bacteria, ¡y se cargarán todas las células tumorales!
Es una forma muy novedosa e interesante de emplear los mecanismos inmunitarios contra las células cancerosas
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